lunes, 19 de enero de 2009

Cap 3 - 11:40 am | Momento Cero |

Daniel 11,40 "Al fin de los tiempos,
el rey del mediodía chocará con el del norte"


Desperté, miré el reloj de mi celular y eran las 11:40 am, el dolor de cabeza era fuerte pero soportable, los pensamientos le habían vuelto a hacer caso a la razón y solo se comunicaban de a uno, el cansancio y el agotamiento acompañaban cada coyuntura de mi cuerpo, mi piel seguía transpirando el licor, no sé cuánto tiempo dormí, si sé que fue profundo, que no sentía nada y que experimentaba la percepción contradictoria que me acababa de acostar y que había dormido mucho tiempo, y dije en voz alta: - “Pensé que era más tarde, que había dormido minimo 4 horas”; con la misma intención de romper el silencio que acompañaba mi vida solitaria.

La sensación de perdido y de desorientado de nuevo acompañaba como en anteriores días de recuperación alcohólica. Desnudo organicé la casa, de nuevo tomé jugo de mango con otro trozo de pan, me bañé, me pusé una ropa cómoda y salí esa mañana sábado a realizar las diligencias pendientes de la semana que estaba terminando.

Me dirigí hacia el centro de la ciudad que quedaba a unas pocas cuadras de mi viejo apartamento, volví a mirar el reloj del celular y eran las mismas 11:40 am, el dolor de cabeza no se había ido, mi piel expelía licor, y el agotamiento y cansancio acompañaban cada coyuntura de mi cuerpo; pensé que algo raro le había ocurrido a mi celular, y renegué de malestar por haber bebido la noche anterior.
A medida que caminaba volvía en mi mismo, y el mundo que me rodeaba no me gustaba para nada, los vehículos estaban detenidos, las personas todas en afuera de negocios y edificios conversando unas con otras, cada cierta distancia encontraba corrillos de ciudadanos hablando, y en los más afortunados un fulano gritando a plena voz, mientras los demás asentían o le preguntaban, fueron muchos los que vi en mi recorrido hasta que decidí parar en uno que tuviera su fulano increpador y decía -“Es que estaba escrito que este día llegaría y todos aquellos que transcribieron la biblia lo hicieron mal, no llego el fin de los tiempos, sino el fin del tiempo, el tiempo se ha negado a caminar más, éste es el fin, si señores, arrepiéntanse pues el día del juicio ha llegado!!!, y el Señor bajará con sus ángeles a juzgarnos”, todos se miraban con desconcierto, unos movían la cabeza en signo de aprobación, otros en rechazo y yo extrañado miré mi reloj de celular y en efecto seguían siento las 11:40 am, ante tal afirmación llame a Carlos – mi mejor amigo – pero una señora como de sesenta años me dijo –“Mijo, ni lo intente, no funciona ni la tecnología, ni los relojes, ni los vehículos, nada, este es el fin, arrepiéntase como dice el pastor y espere tranquilo su juicio” y en efecto el celular no funcionaba.

La situación era desconcertante, los relojes estaban detenidos, el sol no avanzaba, las personas como locas arrodilladas en las calles lamentándose en voz alta de su incoherencia e implorando misericordia y esta sensación de guayabo que no se quitaba me enloquecía. Logré regresar a mi hogar y ni un pensamiento de arrepentimiento llegaba a mi torpe corazón, adormecida la conciencia o como sea que se llame ese órgano acusador ubicado al lado derecho de la voz que nos sugiere hacer lo placentero.

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